El término Navidad viene del latín nativitas, que significa nacimiento. La Navidad comenzó a celebrarse para festejar el nacimiento del Hijo de Dios por parte de los cristianos católicos. Pero esa celebración fue tomada de un culto pagano. Originalmente celebraba el nacimiento anual del Dios Sol en el solsticio de invierno, a la cual llamaban natalis invicti Solis. El catolicismo, como parte de su reforma religiosa, comenzó a "cristianizar" el paganismo, y esto incluía santificar las fiestas paganas, como hacen actualmente el pentecostalismo con la música mundana. En el caso del inglés, el término "Christmas" significa "misa de Cristo", aunque regularmente los angloamericanos nunca quieren decir el significado de su término inglés. En el caso del Alemán, el término es "Weihnachten", que significa Noche de Bendición.

La celebración de Navidad no la conocían los cristianos del primer siglo, y no se menciona ni por Ireneo ni por Tertuliano en sus listas festivas.  De hecho, bíblicamente, las únicas festividades cristianas reconocidas en el Nuevo Testamento son la Cena del Señor y el Bautismo en Agua, a los cuales les llamamos ordenanzas. Clemente de Alejandría menciona que los egipcios celebraban el 20 de mayo ya en el año 200 de la Dispensación Cristiana. Esta es la mención más temprana de una celebración con respecto al nacimiento de Cristo. Antes de esa época, en la época Apostólica, no hay evidencia de que se celebrara dicha festividad.

Fue el arzobispo de Constantinopla, San Gregorio Nacianceno, quien instituyo una fiesta el 25 de diciembre, cuando era el año 379 de la DC.

Originalmente la Reforma no celebró la Navidad porque la consideraba totalmente pagana y católica. Lo mismo sucedió con los peregrinos que fundaron Norteamérica, porque incluso era una actividad prohibida en Boston entre 1659 y 1681. Pero el famoso cuento "Sueño de Navidad", de Dickens, logró reactivar la celebración pagana con un espíritu cristianizado, en 1853. El cuento es fantasioso, espiritista y se enfoca en la familia más que en Dios.

Luego, por tradición, todos los cristianos han celebrado el Nacimiento el 25 de Diciembre año con año, a pesar de que Cristo no nació en diciembre, debido a que el invierno en Jerusalén está acompañado de nieve, y cuando Cristo nació los pastores estaban fuera, cuidando sus rebaños por lo que indica una época de verano. Bíblicamente hablando, Lucas 1:5-14 afirma que en el momento de la concepción de Juan el Bautista, Zacarías su padre, sacerdote de la línea de Abdías, oficiaba en el Templo de Jerusalén y, según Lucas 1:24-36, Jesús nació aproximadamente seis meses después de Juan. Ahora, según 1º Cronicas 24:7-19 se indica que habían 24 grupos de sacerdotes que servían por turnos en el templo, y al grupo de Abdías le correspondía el octavo turno. Contando los turnos desde el comienzo del año, al grupo de Abdías le correspondió servir a comienzos de junio (del 8 al 14 del tercer mes del calendario lunar hebreo). Siguiendo esta hipótesis, si los embarazos de Isabel y María fueron normales, Juan nació en marzo y Jesús en septiembre. Esta fecha sería compatible con la indicación de la Biblia en Lucas 2:8, según la cual la noche del nacimiento de Jesús los pastores cuidaban los rebaños al aire libre, lo cual difícilmente podría haber ocurrido en diciembre. Cualquier cálculo sobre el nacimiento de Jesús debe estar ajustado a esta fuente primaria, por lo que la fecha correcta debe estar entre septiembre y octubre, a principios de Otoño. Además, debe tomarse en cuenta el censo ordenado por César al tiempo del nacimiento del Hijo de Dios, lo cual obviamente no pudo haber sido en diciembre, época de intenso frío en Jerusalén, la razón es que el pueblo judío era proclive a la rebelión y hubiera sido imprudente ordenar un censo en esa época del año.

Las celebraciones que, en muchas ocasiones tenemos, las hacemos sin analizar con cuidado las enseñanzas de la Escritura, y caemos en celebraciones paganas. Es el caso del Hallowen, la fiesta de brujas, que todos los creyentes celebran, sin importar su origen. Luego acuden al Señor por ayuda, sin ver el pecado que han cometido.

La Biblia advirtió al antiguo Israel: "Guardad, pues, todos mis estatutos y todos mis decretos, y ponedlos por obra; y no os vomitará la tierra, en la cual yo os introduzco para que habitéis en ella. Y no andéis en las prácticas de la gente que yo echaré de delante de vosotros; porque ellos hicieron todas estas cosas, y los tuve en abominación. Empero a vosotros os he dicho: Vosotros poseeréis la tierra de ellos, y yo os la daré para que la poseáis por heredad, tierra que fluye leche y miel. Yo Jehová vuestro Dios, que os he apartado de los pueblos. Por tanto, vosotros haréis diferencia entre animal limpio e inmundo, y entre ave inmunda y limpia; y no ensuciéis vuestras personas en los animales, ni en las aves, ni en ninguna cosa que va arrastrando por la tierra, las cuales os he apartado por inmundas. Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos, para que seáis míos. Y el hombre o la mujer en quienes hubiere espíritu caído o de adivinación, han de ser muertos; los apedrearán con piedras; su sangre será sobre ellos" (Lev. 20:22-27). Este texto aplica a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, ya que incluian sacrificios humanos y actividades espirituales con demonios.

Ahora bien, la pregunta que quizá nos hagamos es: ¿Debe un cristiano nacido de nuevo celebrar la Navidad? Personalmente considero esta fecha una fecha pagana, dedicada al consumismo y al orgullo. Incluso, el Santa Claus, personaje que no tiene nada que ver con Cristo, es el personaje principal. Es un culto a San Nicolás, una adoración a l personaje del coche volador. Como cristianos no celebramos esa festividad, pero aprovechamos las festividades para predicarles a Cristo a quienes no lo conocen. Sin embargo, el hecho de celebrar una reunión para cantar himnos, invitar inconversos y participar de una cena familiar no tiene nada de malo, si realmente lo hacemos para el Señor, y no para Nicolás. Pecado es cuando el creyente adorna su casa con muchos santa claus, un grana árbol y muchas otras actividades que no son cristianas.

Si quisiéramos celebrar a Cristo en esa época, entonces debemos hacer una celebración realmente cristiana, con himnos, oración, lectura de las Escrituras, y comunión familiar. Los regalos no deben ser ofrecidos diciendo que los trajo el Niño, sino que son el producto de la Gracia de Cristo en la familia; no se debe esperar a media noche para esperar a San Nicolás, sino esperar un momento en que todos reunidos puedan dar gracias a Dios por los dones que nos da al año. Una Navidad pagana no es parte del culto cristiano. La iglesia puede celebrar una culto de Acción de Gracias por el año, pero no la Navidad. El templo, adornado con versículos bíblicos y adornos formales, debe reflejar el carácter del Santo Dios, y no la fiesta de navidad.