En la Inglaterra del siglo XVII se celebraba el "servir de domingo". Ese día las sirvientas iban a sus hogares a visitar a su madre, y festejaban el encuentro con una torta. No sería hasta el siglo XX que esta conmeración recibiría un carácter oficial de la mano de Anna M. Jarvis. Tras un encuentro familiar con motivo del tercer aniversario de la muerte de su madre, esta profesora americana tuvo la idea de dedicar un día a todas las madres. A raíz de aquí el segundo domingo de mayo de 1907 se celebró por primera vez el "Día de la Madre".
Anna Jarvis prosiguió su campaña por el "Día de la Madre" y finalmente el 10 de mayo de 1908 se celebró esta fecha públicamente.
En la Iglesia Episcopal de Grafton en West Virginia hay constancia de este hecho con una placa conmemorativa. Esta fecha fue decalarada oficial en 1910 por parte del gobernador del estado de West Virginia, William Glascock. En mayo de 1914 Anna consiguió que esta fecha fuera incluida en el calendario federal de los Estados Unidos. En poco tiempo, más de 40 países adoptaron esta conmemoración. [1]
El amor que debemos tener a nuestras madres no debería expresarse solamente un día, sino cada día de nuestras vidas. Siempre habrá conflictos familiares, pero nunca debe haber rechazo u odio a su madre. Es la persona más importante de la vida de cada ser venido a este mundo.
La Biblia dice que debemos honrar a nuestros padres (Efesios 6:2), y esa honra equivale al respeto, el amor y la obediencia a ellos. Según Proverbios 1:8 debemos "apreciar la dirección de la madre". Nuestras madres siempre nos están dirigiendo, porque ellas desean lo mejor. No significa que no se equivoquen, pero debemos considerar formalmente todas las cosas que ellas nos digan.
Ellas nos han concentido en todo (Proverbios 4:3), y nos enseñan en todo (Pr. 6:20). Es tan importante para la vida y es de tanta bendición en nuestras vidas, que se emplea el término madre 304 veces en toda la Biblia. Y se explica sobre como debe ser la relación de un hijo con su madre en forma muy específica. La Biblia expresa con mucha certeza:
- Que solamente los estúpidos (necios) hacen sufrir a una madre (Pro. 10:1; 15:20).
- Que el final de quien hace daño a su madre es terrible, en angustia (Pro. 19:26; 20:20).
- Que el hijo debe cuidar a su madre anciana (Pro. 23:22).
- Que robarle a una madre es perverso (Pro. 28:24).
- Que debemos esforzarnos por alegrarla en todo (Pro. 23:25).
- Que el que desprecia a su madre o a su padre recibe una maldición (Deut. 27:16; Pro. 30:17).
- Que los hijos deben velar y cuidar a su madre anciana (1ª Timoteo 5:4).
- Que los hijos son benditos al honrar a sus padres (Éx. 20:12; Deut. 5:16; Ef. 6:2).
Todo esto es reflejado cuando los hijos le proveen, ya sea económicamente como afectivamente. Los hijos deben cuidar a su madre, ayudarle en los quehaceres de la casa, y si son casados, ayudarle en el la limpieza y reparaciones de su propiedad, o en proveerle de un espacio donde viva con tranquilidad.
Nuestras madres deben ser amadas y queridas, y como creyentes debemos cada día honrarlas y amarlas. Y cada año, cuando se celebra su día, serle agradable.