Iglesia Dispensacional Fundamentalista

Para que Cristo en todo tenga la preeminencia

Predicando la Palabra de Dios

Por todo el mundo

Trazando bien la Palabra de Verdad

2ª Timoteo 2:15

Esperando la Venida del Hijo del hombre

Mateo 24:27

Llevando a la Niñez a los Pies de Jesús

Mateo 19:14

FUNDAMENTAL

AYÚDANOS

Iglesia


Creemos firmemente que cada creyente está separado del mundo para servir y honrar a Cristo. La separación no es solamente intelectual, sino integral en la vida del creyente.

Cuando hablamos de la doctrina de la separación, estamos diciendo que no pertenecemos al mundo, ni a sus ideales. La palabra "santidad" es una palabra hebrea que significa "separado para..." o "apartado para...". Tiene la idea de ser escogido y separado para una función específica. Por ejemplo, las bancas de nuestro templo las hemos "separado" para el servicio del Señor, y vemos impropio utilizarlas para festividades o actividades mundanas. Eso es "santificación", al separar para un propósito específico.

La orden divina desde las dispensaciones pasadas fue: "Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios" (Lev. 20:7), era el recordatorio del mandamiento: "Pues que yo soy Jehová vuestro Dios, vosotros por tanto os santificaréis, y seréis santos, porque yo soy santo" (Lev. 11:44).

Al referirse a los judíos como pueblo redimido, el Señor especificaba el grado de la separación cuando les dice: "Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os he apartado de los pueblos, para que seáis míos" (Lev. 20:26). Y a los sacerdotes les dijo: "Santos serán á su Dios, y no profanarán el nombre de su Dios; porque los fuegos de Jehová y el pan de su Dios ofrecen: por tanto serán santos" (Lev. 21:6).

La separación no es una acción del creyente, ¡es una acción de Dios en el creyente! Cada creyente está separado, es santificado, y por ello, debe aprender a vivir una vida entregada al Señor en santidad. La santidad de las Escrituras nos enseña a vivir de la manera de Cristo, a ser seguidores y mantener su vida reflejada en las nuestras. Los principios de las Escrituras para la santidad son fundamentales:

  1. Por que Jehová es nuestro Dios, debemos separarnos para Él (Lv. 19:2).
  2. Porque Él nos separó de otras naciones para pertenecerle a Él (Lv. 20:7).
  3. Porque pertenecemos a Dios, es necesario ser santos como Él (1ª Pedro 1:15).

La santidad no es solamente intelectual, como dijimos, sino integral. El principio de la santidad es practicar lo que Él nos ha enseñado en Su Palabra (cf. Números 15:40). De hecho, nuestro Dios, Jesús de Nazareth, enfatiza en la obediencia auténtica y pública a sus mandamientos es la evidencia de nuestra entrega a Él (Lucas 9:26).

Dios nos manda a ser santos de una forma integral: "Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espitirual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables á Dios por Jesucristo" (1ª Pedro 2:5); "Porque la voluntad de Dios es vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; Que cada uno de vosotros sepa tener su vaso en santificación y honor; No con afecto de concupiscencia, como los Gentiles que no conocen á Dios: Que ninguno oprima, ni engañe en nada á su hermano: porque el Señor es vengador de todo esto, como ya os hemos dicho y protestado. Porque no nos ha llamado Dios á inmundicia, sino á santificación. Así que, el que menosprecia, no menosprecia á hombre, sino á Dios, el cual también nos dió su Espíritu Santo" (1ª Tes. 4:3-8).

La Santificación es propia de los salvos.

Ningún inconverso podrá ser santo, porque sus obras no sirven para alcanzar la santidad. Pero el creyente, nacido de nuevo, debe vivir y practicar la santidad porque para eso fue salvado, y así, sus buenas obras son suficientes para glorificar a Dios, aunque no le resulten a salvación porque ya es salvo.

Cuando el impío se convierte al Señor, entonces se "separado" para el Señor y se le llama a una vida de entrega a Él. Esto significa:

  1. Separación del mundo, no amando las cosas del mundo, del cual el creyente ha sido liberado (1ª Juan 2:15).
  2. Considerar toda amistad con el mundo como una abierta enemistad contra Dios, por lo que debe decidir vivir solamente para Dios (Santiago 4:4).
  3. Aceptar el principio de la diferencia, donde la vida del creyente es totalmente diferente de la vida del inconverso, y por ello, no debe participar de las actividades propias de los inconversos, como fiestas, borracheras y reuniones paganas (2ª Cor. 6:15; Ef. 5:11).
  4. No tolerar a los creyentes que persisten en pecar, que no se arrepienten. Esta "intolerancia" es porque la sana doctrina es la base de nuestra vida, y cuando un creyente se aparta de la verdad, el creyente santo debe apartarse del hermano que vive en una vida de pecado sin arrepentimiento, para que sea encaminado al Señor (1ª Cor. 5:11-13). Reconocer que el amor de Cristo tolera todas las cosas (1ª Cor. 13), pero que se fundamenta en la sana doctrina, y por eso debemos separarnos de quien dice ser creyente y vive una vida llena de pecados (1ª Ti. 1:3-4).
  5. Reconocer cuando pecamos y confesar delante del Señor el pecado, sinceramente comprometidos con no volverlo a practicar (1ª Juan 1:7-10).


Visitantes en nuestro website de Webcindario.com 

Locations of visitors to this page 

Nuestros visitantes de nuestro website en www.iglesiaalabanzas.com

Locations of visitors to this page


 

fACEBOOK

Iglesia   Scofield  Chafer