Iglesia Dispensacional Fundamentalista

Para que Cristo en todo tenga la preeminencia

Predicando la Palabra de Dios

Por todo el mundo

Trazando bien la Palabra de Verdad

2ª Timoteo 2:15

Esperando la Venida del Hijo del hombre

Mateo 24:27

Llevando a la Niñez a los Pies de Jesús

Mateo 19:14

FUNDAMENTAL

AYÚDANOS

Iglesia


Todos los cristianos creemos que Jesús vendrá, y que Su poderosa presencia será una realidad en torno a la grandeza de Su segunda venida. Esta verdad se predica en muchas iglesias, y se le conoce como “El Rapto” o “El Arrebatamiento” de la iglesia. No obstante, una cosa es creer en que Jesús vendrá, y otra muy distinta es conocer cómo, cuándo y de qué manera aparecerá en los cielos. Muchos creen que Jesús vendrá de forma parcial, que dejará a algunos acá por desobedientes, y que resucitará a los santos espiritualmente. Muchos creen que Jesús jamás vendrá visiblemente, sino que será un evento espiritual. Obviamente que la mayoría de iglesias que creen esto son pseudocristianas o son sectas falsas. Otros creen que Jesús vendrá cuando la Iglesia esté en medio de la gran Tribulación. Éstos dan por sentado que la iglesia de Cristo conocerá y verá al anticristo. Hay quienes creen que el anticristo ya vino. Y de esta manera hay muchos que creen una cosa, y otros creen otra cosa, como que el Milenio es simbólico. Pero, ¿qué dice la Biblia acerca de la venida de Jesús? Para saber si Jesús vendrá antes, durante o después de la Gran Tribulación, debemos ir desglosando con algo de detalle la enseñanza que aletea en todo el Nuevo Testamento. No perderemos tiempo hablando de las falsas enseñanzas, para eso habrá otro tiempo. Ahora nos interesa saber qué dice la Escritura de esta gloriosa esperanza. Sin embargo, este capítulo presentará a grosso modo las doctrinas que nos identifican como dispensacionales, ya que en capítulos posteriores abarcaremos algunos temas con mayor detalle y explicación.

1. LA DIFERENCIA ENTRE ISRAEL Y LA IGLESIA

Es esencialmente definitivo que la interpretación se establezca en relación a esto. La mayoría de las personas creen que el pueblo de Dios es uno solo y que la Iglesia participa de las bendiciones de Israel terrenal. Esto establece prácticamente cuál es el punto de vista y la forma de interpretar las Escrituras. Nosotros creemos que hay una diferencia porque la Biblia lo dice y es literalmente cierta.

  1. 1ª Corintios 10:32. Se hace claro que hay una diferencia de grupos desde la perspectiva del Señor (Gálatas 3:27-28; Efesios 2:11-18; 3:5-6). Creer que las bendiciones del Antiguo Testamento son para la Iglesia de Cristo, es como reclamar los derechos de Estados Unidos viviendo en Centroamérica. No podemos adjudicar ninguna promesa del AT a la Iglesia de Cristo, sino solamente como tipo o antitipo, y solamente como una aplicación, no como un hecho definitivo para la Iglesia. Todas las promesas del AT ofrecidas al pueblo de Israel, son única y exclusivamente para ese pueblo, el cual es real y auténtico.
  2. Mateo 12:47-13:52. En estos capítulos Jesús es muy claro en afirmar que después de Su muerte vendría una era nueva, diferente de la dispensación de la Ley. Él habla de la parábola del sembrador, de la cizaña y de otras, e indica que el Reino de los cielos será algo espiritual y no legal, pero que al final se transformará en una venida literal, concluyendo así la Administración de la Iglesia, y dando paso a la continuidad de la Dispensación del Reino.
  3. 1ª Corintios 12:13. Es en esta era cuando ocurre el bautismo del Espíritu Santo dentro del cuerpo de Cristo, y cuando cada creyente es hecho morada de Dios en el Espíritu. (Colosenses 2:19). Esto jamás sucedió ni sucederá después del período de la Iglesia. El bautismo del Espíritu Santo es el acto por el cual el creyente llega a ser parte del Cuerpo de Cristo, y no es una acción que le da más poder. Es en este sentido que aquel que busca el bautismo del Espíritu como una segunda bendición, está afirmando que no es parte del Cuerpo de Cristo, y por ello, que no es salvo.
  4. Apocalipsis 3:14-20. Es esta la única dispensación que terminará con una iglesia apóstata, vacía y febril, llena de maldad y engaño. Según 2ª Pedro 2, la iglesia será atacada por falsos profetas, y harán “mercadería” con palabras fingidas. Esta profecía de Pedro, ¿no nos parece que se está cumpliendo? Además, es muy común que la gente busque una iglesia por lo linda, emotiva y complaciente, y ninguno mira la Palabra de Dios como la esencia de su propia fe. Y confirmando esta verdad, Apocalipsis 3:14-22 indica que la iglesia apóstata se considerará enriquecida, y muy bendecida, aunque espiritualmente está muerta, pobre y desnuda, ya que carece de salvación, al punto de que Cristo está fuera de la iglesia Laodicense, tocando a su puerta.
  5. 1ª Tesalonicenses 4:15,17. Esta es la única dispensación que termina con la Venida de Cristo personalmente, resucitando a los creyentes físicamente y transformando los cuerpos de aquellos que aún viven. Es una resurrección física, completa, sin que sea una “resurrección espiritual”, sino que será físicamente, como veremos más adelante, y que sucederá “en un abrir y cerrar de ojos”.
  6. Mateo 13:24-30. Es en este período cuando surja la falsa iglesia profesante, pero no salva, llena de personas que viven, hablan y se comportan como creyentes, pero que no son salvos. Será un tiempo de gran lucha espiritual más que lucha física contra los santos (2ª Tesalonicenses 2:5-8; 1ª Timoteo 4:1-2; 2ª Timoteo 3:1; 4:3-4; 2ª Pedro 2:1-2; 1ª Juan 2:18-20), porque el Evangelio será considerado como una enseñanza antigua, poniendo en su lugar todas las doctrinas modernas acordes con la avaricia y egoísmo humanos.
  7. 2ª Pedro 3 (todo). Es un período cuando la gente, conociendo bien la doctrina cristiana, rechazarán voluntariamente que Jesús vendrá físicamente, y se burlarán de aquellos que creemos en Su venida y en su alabanza formal, ordenada y rítmica. En este período, el sincretismo estará a la orden del día, y la verdadera iglesia comenzará a ser considerada como una antigüedad que no merece ser considerada, y muchas naciones se harán “cristianas”, liberales en todo aspecto moral y social.
  8. Gálatas 5. Un caso realmente importante es el riesgo de judaizar o de introducir elementos judíos dentro de la iglesia cristiana, porque aunque acepten a Jesús como Mesías, dicha acción contradice el Espíritu que fundó a la iglesia. La iglesia está consituida de judíos y gentiles, y no se debe introducir en ella elementos judíos ni elementos gentiles, como su alabanza y prácticas. La alabanza de la iglesia es única, formada dentro de la estructura misma de la iglesia y expresión inequívoca de su origen sagrado. Sin embargo, la profecía indica que sería algo “normativo” que muchos luchen y se esfuercen por judaizar la iglesia cuando ésta esté llegando al final de sus días.

Estos puntos evidencian un período totalmente diferente a todos los demás mencionados en las Escrituras, y demuestran con claridad que será un tiempo de libertinaje y maldad. ¡Cuán diferente a otros tiempos, cuando el Señor castigaba inmediatamente el pecado! En esta era, será como Sodoma y Gomorra, y como los días de Noé. Será un tiempo de libertinaje sexual y de crecimiento del homosexualismo; también será un tiempo de relajamiento moral, y de personas que creerán que Dios es tan lleno de amor que nunca los castigaría, y por ello, pecarán voluntariamente. El dios que creerán no será el Dios de las Escrituras. Sin embargo, el interés por judaizar a la iglesia irá en aumento. La diferencia se encontrará en las frases y palabras empleadas por los judaizantes, que incluso serán soeces, vulgares y de mal gusto, justificándose que en el “hebreo del NT” (cosa que no existe) no se prohiben las palabras como sí se hace en el griego.

2. EL POR QUÉ CREEMOS EN QUE JESÚS RAPTARÁ A SU IGLESIA ANTES DE LA TRIBULACIÓN

1) El Método de Interpretación. Es interesante notar que cada interpretación tiene un fundamento filosófico. Cuando se habla de esto, mucha gente cree con firmeza que la Biblia puede ser interpretada de muchas maneras. No obstante, esto es falso. La Biblia rechaza que pueda ser interpretada de muchas maneras. Ella puede ser aplicada de muchas maneras, pero es interpretada de una sola manera. La Biblia enseña la única manera en que se debe interpretar. Quien siga esta interpretación, llegará a la misma conclusión, sin importar la educación o definición teológica. Habrá siempre una misma comprensión de la fe que ha sido dada a los santos:

  1. Deuteronomio 4:2. Jehová dio a Israel un mandamiento muy claro: No añadir ni quitar a su Palabra. Esto significa que debía ser aceptada tal y como está. ¿Qué significa no añadir ni quitar? Pues, interpretarla tal y como está escrita. Esto equivale a respetar la gramática, la historia y la literalidad del pasaje. Es mantener una norma interpretativa coherente y racional. La razón es el medio por el cual el Espíritu Santo puede dirigir la mente del creyente para que sea espiritualmente un sacrificio para Dios (Ro. 12:1-3). También significa no poner en duda la legitimidad del texto original, sin caer en un rechazo de Su Palabra, procurando corregirla para que sea “más fiel”.
  2. Deuteronomio 12:32. Este mandamiento es más claro en relación de cómo se debe interpretar la Biblia. Observe los dos verbos que utiliza: “Cuidaréis” y “hacer”. Si analizamos el pasaje, es un asunto de prestar suficiente atención para poner en práctica literalmente el mandamiento. Nunca se dice en el AT que los judíos simbolizaron el sacrificio de animales, sino que dice que literalmente mataban animales para Jehová.
  3. Apocalipsis 22:18-19. En este texto (que pertenece a la Iglesia y no a la Ley) es más severo. Dice que quien añade se le añadirán las plagas. Es una advertencia lo suficientemente grave para pasar por alto. El Apóstol Juan está declarando con firmeza que la profecía debe ser interpretada literalmente, lo que significa que se debe seguir el texto gramaticalmente para saber su sentido literal. La advertencia, obviamente, se aplicará a quien no la respete, es a saber, a los creyentes falsos del capítulo 3, representados por la iglesia de la Laodisea.
  4. Daniel 9:2. Daniel lee el Libro de Jeremías, y encuentra en Jeremías 25:12 una profecía de que en 70 años Jehová castigaría a Babilonia. Daniel no simbolizó el pasaje, sino que lo aceptó literalmente, y contó los días, y entonces oró. Daniel supo que esa profecía se cumplió literalmente mientras él vivía (Daniel 5); él sabía que Dios cumpliría esa profecía en 70 años literales y no simbólicos. La interpretación de símbolos la misma literalidad lo indica, ya que las 70 semanas son simbólicas a 460 años, como veremos detalladamente más adelante.
  5. Mateo 5:17-18. Jesús mismo afirma el valor de los elementos literales y gramaticales de la Palabra de Dios. Primero, Él dice que se cumplirá literalmente la Ley (hasta que todo sea cumplido), y afirma que la gramática es importante (ni una jota ni una tilde). No habrá nada que no se cumpla de la Ley. Si es así de literal, ¿cómo aplicamos simbólicamente la Ley a la Iglesia cuando no le fue dada a ella?

La interpretación gramatical respeta la gramática (tiempos, géneros, verbos, sustantivos, etc.), la interpretación histórica respeta la historia (relacionándola entre las Escrituras) y la literalidad respeta la simplicidad del texto (la acepta tal y como se lee, sin espiritualizarla). Un ejemplo: ¿Soy bautizado en el Espíritu o soy bautizado en el Cuerpo? 1ª Corintios 12:13.

2) La Naturaleza misma de la semana setenta de Daniel 9:27Siempre que he oído a un predicador enseñar acerca de la Segunda Venida, ignora totalmente la verdad que dice la Escritura acerca de la septuagésima semana de Daniel. Esto nos conduce a ver una verdad que no podemos dejar pasar por alto: No es lo mismo La Tribulación a La Gran Tribulación. La Biblia divide la Tribulación final en dos partes: 3 ½ años para cada parte. Esto lo veremos con detalle más adelante. Pero es evidente que la Tribulación se refiere a los 7 años completos, mientras que la Gran Tribulación se refiere a los 3 ½ años dentro de la Tribulación. Ahora bien, Dios utiliza en Su Palabra varias palabras para referirse al período de la Tribulación, es decir, a los 7 años o semana septuagésima de Daniel, y siempre en relación al pueblo judío literal, no a la iglesia:

(1) Ira (Ap. 6:16-17; 11:18; 14:19; 15:1, 7; 16:1; 1ª Ts 1:9-10; 5:9; Sof. 1:15, 18).

(2) Juicio (Ap. 14:7; 15:4; 16:5-7; 19:2).

(3) Indignación (Is. 26:20-21; 34:1-3).

(4) Castigo (Is 24:20-21). 

(5)La hora de prueba (Ap. 3:10).

(6) Hora de angustia para Jacob (Jer 30:7).

(7) Destrucción (Jl 1:15; 1ª Ts 5:3).

(8) Tinieblas (Jl 2:2; Sof. 1:14-18; Am. 5:18).

Pero todo esto no se refiere a la Iglesia. Pensar que la iglesia pasará por la Gran Tribulación o por la Tribulación contradice la Escritura. La Biblia enseña que el anticristo no se manifestará hasta después del Rapto. Además, 1ª Tesalonicenses 5:9-10 es muy claro en decir que no estamos para ira, porque Cristo nos libró, y que solo nos espera salvación, sea que velemos o que durmamos. ¡Esto es seguridad eterna de salvación! La Tribulación está para castigar a los hijos de ira, de los cuales no somos parte (Ro. 5:9; Ef. 2:3; 1Ts 1:10).

3) El alcance de la semana setenta de Daniel 9:27. Este es otro punto que nos deja claro que la Iglesia será arrebatada antes de que aparezca el anticristo y comience la Tribulación. El alcance de esta tribulación es claramente definido en las Escrituras:

  • Es una Tribulación que alcanzará toda la tierra (Ap. 3:10; Is 34:2; 24:1, 4-5, 16-17, 18-21). ninguna guerra humana ha alcanzado a todo el globo con guerras y aflicción. Pero la Biblia dice que en este período que viene no habrá una sola parte de la tierra que no esté en guerra y aflicción.
  • Es, sin embargo, una Tribulación que tiene una relación particular con Israel terrenal, y no con la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Veamos algunos textos que confirman esto:
    • Jeremías 30:7. Este texto dice claramente que es un tiempo de angustia para Jacob, es decir, para el pueblo judío de Israel. No dice que es un tiempo de angustia para la Iglesia, obviamente, porque la Iglesia es un misterio en el AT, es decir, no está contemplada de ninguna manera.
    • Daniel 9:24 es muy claro en decir a Daniel que es un período que está determinado “sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad”. El pueblo de Daniel es el pueblo judío, y su santa ciudad es Jerusalén. Indicar otra cosa en este pasaje, ciertamente que es una interpretación completamente errónea. Gramatical, literal e históricamente se refiere al Jerusalén terrenal, el que está ahorita mismo en Israel. No podemos “espiritualizar” el pasaje solamente porque dudamos o nos parece imposible que esto pueda suceder.
    • Efesios 3:1-6; Colosenses 1:25-27. La Semana 70 de Daniel no es para la Iglesia, como ya dijimos, porque la Biblia dice en este texto que la Iglesia es un misterio (algo oculto) en el AT, lo que da por un hecho que la Iglesia no puede entrar en ninguna profecía que haya sido dada en el AT, ni siquiera tiene parte en ninguna bendición o maldición que se pueda hallar en el AT, ni siquiera con los Salmos. Cada parte del AT fue dada a un pueblo que estaba sujeto a la Ley, no a un pueblo que ha sido hecho libre de la maldición de la Ley.
    • Tampoco es posible que la Iglesia sea parte de la profecía de las 70 semanas, porque la Iglesia no existió sino hasta después de la muerte de Cristo (Ef. 5:25-26), después de la resurrección de Jesús (Ro. 4:25; Col. 3:1-3), después de la ascención (Ef. 1:19-20) y después del descenso del Espíritu Santo en el día Pentecostés (Hch 2). Es decir, la Iglesia fue fundada después de que Cristo venció el pecado y estableció la justicia perdurable por Su muerte en la cruz.

Debido a que la Iglesia no pertenece a ninguna dispensación anterior a la resurrección de Cristo, entonces tampoco puede ser parte de los últimos juicios que se reservan para el pueblo judío. La resurrección del Salvador fundó la Iglesia cuando en Pentecostés vino el Espíritu Santo y bautizó por primera vez a los creyentes dentro del cuerpo de Cristo. Esto significa que el Sermón profético de Mateo 24 y 25, que se refieren a la “abominación del asolamiento, que fue dicha por Daniel profeta” no aplica a la Iglesia de Cristo. Esto hace que pasajes como Daniel 12; Lucas 21, Marcos 13; Jeremías 30 y Apocalipsis 7 sean exclusivamente para un período donde no estará la Iglesia de Cristo, y que es aún futuro.

Esto solamente puede ser posible si la Iglesia de Cristo es “arrebatada” antes de que sucedan estos acontecimientos.

4) El propósito intrínseco de la semana setenta de Daniel 9:27. El propósito de la semana setenta de Daniel es de doble alcance, ya que Dios tiene dos propósitos dentro del propósito general de la semana setenta de Daniel:

  • El primer propósito es que esta semana tiene que ver con todo el mundo. Apocalipsis 3:10. Este versículo dice varias consideraciones importantes:
    • El pasaje dice claramente que este período de ira tiene en mira “a los que moran sobre la tierra”, y no a la Iglesia, que se dice que es “peregrina y extranjera en este mundo”.
    • Esta frase, “moradores de la tierra” ocurre en Ap. 6:10; 11:10; 13:8, 12, 14; 14:6 y 17:8. La frase “moradores de la tierra” no se refiere a un lugar geográfico, sino a una condición espiritual, ya que son de la tierra, no del cielo.
    • La palabra “morar” que se usa acá, es el término griego katoikeo, que sirve para referirse a ser parte integral de algo, como Cristo es parte de Dios (Col 1:9), como es parte del creyente (Ef. 3:17) y como un demonio es “poseedor” de un humano no converso (Mt 12:45; Lc. 11:26). La palabra “morar” se refiere a quienes han decidido que su morada y religión es en este mundo, y rechazan voluntariamente al Dios de los cielos.
    • Otra consideración importante es que este período tiene como objetivo inflingir dolor y angustia para probar o demostrar la fe y perseverancia de alguien. Debido a que la Iglesia Dios Padre la ve en Cristo, no necesita ser probada para saber si su fe es genuina. La Biblia da por un hecho que la Iglesia tiene fe genuina.
  • El segundo propósito es que esta semana tiene que ver particularmente con Israel. Consideremos los textos que hablan de que las profecías son concernientes a Israel y no a la Iglesia:
    • Malaquías 4:5-6. Esta profecía dice: “He aquí, Yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres; no sea que venga Yo y hiera la tierra con destrucción”. Según Lucas 1:17 esta profecía se cumplió en Juan el Bautista. La venida de Elías era una señal para el Israel terrenal. Jesús vino a Israel, no a los gentiles (cf. Jn 1:11).
    • Mateo 9:12-13. En este pasaje Jesús mismo afirma que la señal de Elías ya se cumplió. Es decir, la profecía de Malaquías 4:5-6 no se refería a la Gran Tribulación, sino a la venida primera del Señor. Elías vino a prepara un pueblo dispuesto para recibir al Rey; ese “pueblo” fueron los discípulos y, en cierta medida política, todo el pueblo judío que aclamó a Jesús cuando entraba a Jerusalén como Rey.
    • Elías vino y vino el Rey, pero el día “grande y terrible de Jehová” no se ha cumplido. Este período es la semana 70 de Daniel. La iglesia no puede estar, porque ella no necesita remanente, porque toda es “santa y sin arrugas”. Tampoco necesida ser “purificada”, porque Cristo murió para “presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante; sino que fuese santa y sin mancha” (Ef. 5:27).
  • La Unidad de la semana setenta de Daniel 9:27. La septuagésima semana de Daniel es tan unida entre sí, que todo el período es aplicado cada vez que se da la profecía. Esto indica que la profecía es exclusiva de un pueblo, del cual la Iglesia no forma parte. Así, aunque la semana se divide en dos partes, la Iglesia no puede ser participante de ninguna, ni siquiera de un día, porque la unidad de esta última semana es permanente. Esta indicación es concluyente para decir que la Iglesia no pasa la Tribulación.
  • La Naturaleza misma de la Iglesia de Cristo. Debemos distinguir tres puntos acerca de esto:
    • Israel como pueblo de Jehová, la Iglesia Salvada y la iglesia religiosa. Siempre habrá una diferencia entre éstas tres distinciones que hace el Señor. Israel nacional, el Israel actual, es el pueblo elegido de Jehová y es el poseedor de las promesas del Antiguo Testamento; la Iglesia Salvada es la iglesia redimida, la comprada por Sangre; pero la iglesia religiosa, es la iglesia pagana, cúlticamente mundanalizada, teológicamente relajada. La diferencia se ve en el carácter intrínseco de cada una de éstas distinciones. Los miembros de la iglesia religiosa no son salvados, ya que no son redimidos, sino solamente profesan una fe en la cual realmente no creen. Apocalipsis 2:22 dice claramente que la iglesia religiosa sí pasará la gran tribulación. Jesús no dice que Su Iglesia pasará la Tribulación, sino que indica que los falsos cristianos pasarán la Tribulación. Hay algunos puntos que debemos considerar al respecto:
      • La iglesia profesante incluye a miembros que no son salvados. Muchas iglesias evangélicas modernas, carismatizadas, no son salvadas en su totalidad; pero dentro de la iglesia que mantiene la verdadera fe, existen algunos falsos creyentes. Ésto, puesto que no tienen al Espíritu Santo, sí pasarían la Gran Tribulación, porque no son salvados.
      • Hay una diferencia entre creyentes del Antiguo Testamento y creyentes del Nuevo Testamento. Un grupo es el Israel espiritual, aquellos salvos que no eran parte de la Iglesia. Muchos de ellos fueron elegidos por Jesús para ser Sus discípulos; esa es la razón del por qué, cuando Jesús decía: “Sígueme”, obedecían sin imponer peros. Eran salvos, y el Espíritu les convencía de que Cristo era el Verdadero Mesías, el Dios hecho carne. Pero después de Pentecostés, si alguna persona quiere ser salva, debe ser creyente en Jesús, y debe abandonar el judaísmo y el gentilismo (Gál 6:15-16), porque ahora es cristiano.
      • Hacer profesión de fe no es suficiente para considerarse salvo. La Biblia nunca ha dicho que quien confiese a Cristo es salvo; dice que “si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Ro 10:9). La salvación, que es obra de Dios, produce dos cosas: una identificación con Cristo (confesar al Señor Jesús), y una fe en Su obra en la cruz (creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos). Hay una gran diferencia en esto. No podemos seguir engañados pensando que una profesión conduce a salvación. Por eso en aquel día el Señor dirá: “Nunca os conocí, apartaos de mí hacedores de la maldad”.
      • La unión entre Cristo y el creyente. Otro aspecto de que la Iglesia no pasará la Gran Tribulación es que entre Cristo y el creyente la unidad es indivisible. La Biblia declara que esta unión es eterna, porque Cristo es la Cabeza del Cuerpo(Ef. 1:22; 5:23; Col 1:18), y este Cuerpo es Su esposa, por lo que Él es el Esposo (1ª Cor. 11:2; Ef. 5:23), y Él, en carácter de Esposo, ha hecho de Su esposa el objeto central de Su amor (Ef. 5:25),
  • La Naturaleza Misteriosa de la iglesia de Cristo. La Iglesia de Cristo es un misterio en el AT, es decir, nunca se menciona a la iglesia en las páginas del AT. Actualmente muchos predicadores utilizan el AT y mencionan a la iglesia, especialmente en el pentecostalismo, quizá como una reminiscencia del calvinismo que profesan1, y en estos casos deben simbolizar el texto bíblico para poder aplicarlo a la iglesia del Señor. La Biblia es muy clara en cuanto a que la iglesia es un misterio del AT revelado en el Nuevo Testamento. Los pasajes que nos indican este misterio son:
    • Efesios 3:3-6. En este pasaje se indica claramente que a Pablo se le reveló todo el misterio de la iglesia, y por ello, él es el Apóstol a los Gentiles, específicamente, el Apóstol de la Iglesia de Cristo.
    • Efesios 2:15. Indica que de los dos pueblos (judíos y gentiles), Dios está actualmente formando un cuerpo, la Iglesia. El misterio (secreto) de Dios no eran las promesas dadas a Israel o sus planes con los gentiles en la profecía, sino que Él formaría una Iglesia a partir de judíos y gentiles, y que estaría separada tanto de los judíos como de los gentiles, formando un pueblo nuevo (1ª Cor. 10:32).
    • En este sentido, ya que la iglesia de Cristo es un misterio en el AT, la semana 70 de Daniel excluye completamente a la iglesia, y no participa de Su mensaje.
  • Otro punto que destaca en la semana setenta con relación a la Iglesia, es que en muchos textos se le promete a la Iglesia que no participará de la Tribulación de “aquellos días”, sino que será arrebatada antes de que los juicios divinos sobre Israel comiencen (cf. Ap.3:10)

5) Las Promesas Dadas a Israel no serán dadas a la Iglesia. Aunque la mayoría anhelara recibir las promesas terrenales que Dios ha prometido a Israel, la Biblia es lo suficientemente clara en indicar que son promesas únicas de los judíos. Entre estas promesas Chafer enumera 4 que son ensenciales para el cumplimiento literal de estas profecías en Israel2: 

  • Una identidad como nación, lo que significa una identidad física terrenal como una nación (Jer. 31:36). Esta promesa jamás podrá ser cumplida en la Iglesia del Señor. Debemos tener en cuenta que el Vaticano no es la iglesia de Cristo, sino parte de la profecía de Apocalipsis 13. 
  • Una tierra (Gn. 13:15). La promesa es que obtendrán la tierra de Canaan, que es la tierra por derecho de los judíos. La iglesia jamás tendrá un país para sí, sino que su ciudadanía está en los cielos (Fil. 3:20), mientras se afirma que Israel tiene su propia ciudadanía terrenal de la cual los gentiles estaban excluidos (Ef. 2:12). 
  • Un trono físico, real y visible (2º S. 7:13). El trono de David no es espiritual, sino terrenal y real. La Iglesia tiene ya a su Rey y es ahora la Esposa del Cordero.
  • Un Rey auténtico, humano y literal: “Así ha dicho Jehová: Si pudieres invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de manera que no haya día ni noche a su tiempo, podráse también invalidar mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y con los Levitas y sacerdotes, mis ministros. Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni la arena de la mar se puede medir, así multiplicaré la descendencia de David mi siervo, y los Levitas que para mí ministran.” (Jer. 33:20-22). La promesa es que Dios siempre tendrá levitas y descendientes de David, una promesa claramente dada a una persona física. Jesús es el Rey y el Sacerdote para siempre, y tiene que cumplir su promesa al volver a reinar físicamente sobre Israel, y a establecer sin dudas a los levitas que le servirán.

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